Una bola de granito de dos toneladas
se mantiene en suspensión y gira sin dificultad sobre un "lecho"
de agua. ¿Cómo es posible este comportamiento?
Este equilibrio espectacular se mantiene gracias al principio de Pascal.
El agua es un fluido prácticamente incompresible: no varía
de volumen aunque lo sometamos a grandes presiones. Por tanto, cualquier
variación de la presión en un fluido se transmite rápidamente
a todos los puntos de éste. Como la fuerza es igual a la presión
por la superficie, el peso de la esfera de granito (unas dos toneladas,
aproximadamente) puede contrarrestarse mediante una presión de
2 kg/cm2 aplicada sobre 1.000 centímetros cuadrados (0,1 m2).
Si comparamos esta superficie con el área total de la bola (unos
3 m2) vemos que la presión sólo ha de actuar en menos
de un 4% de su superficie para mantenerla suspendida.
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