Cuando se realiza una transferencia, siempre aparece el código alfanumérico IBAN (International Bank Account Number). Como su nomenclatura indica, se utiliza para identificar cualquier cuenta bancaria en los países que estén adheridos. Su origen estuvo en la UE, pero muchos otros países como EEUU, Canadá y gran parte de Sudamérica ya se han unido. Por tanto, el IBAN es un sistema extendido por el mundo.
¿Para qué se creó? Anteriormente, los pagos internacionales suponían ciertos problemas a los usuarios. Cada país establecía sus condiciones y sus tarifas diferentes. En ocasiones, también resultaba difícil saber a qué país pertenecía una determinada cuenta bancaria. Con la llegada de este código, las entidades financieras pueden automatizar sus transferencias.
La función del IBAN es similar a la del euro, ya que permite realizar transacciones como si formaran parte de un mismo país. Con ello se elimina la burocracia y los malentendidos que se generaban anteriormente, pudiendo cumplirse los trámites de forma más clara.