Cuando alguien te pide que le avales un préstamo suele ser porque el banco considera que necesita más garantías para aprobar la solicitud.
Un aval, según la definición del Banco de España, es un contrato por el que una persona física o jurídica garantiza o asegura el cumplimiento de obligaciones, asumiendo la obligación de pagar una deuda de otra persona si esta última no lo hace.
Conoce en este artículo cuáles son tus responsabilidades y cómo va a afectar a tu capacidad crediticia.
Si el avalado no paga, pagas tú
Avalar significa que asumiremos el pago de una deuda si la persona a quien avalamos no puede hacerlo. Esto es lo más importante que debes saber: si avalas un préstamo, asumes el compromiso de pagar la deuda en caso de que el avalado no pueda o no quiera hacerlo.
Es bastante habitual la expresión avalista de nómina. Viene del hecho que el banco suele pedir las últimas nóminas de la persona que avalará la operación, pero en ningún caso significa que el avalista o fiador vaya a serlo solo con su nómina; es decir, no existe el “avalista de nómina”, puesto que este responderá con todo su patrimonio presente y futuro, sin ninguna limitación.
Tienes las mismas obligaciones de pago que el titular del préstamo
Los avales en préstamos suelen ser solidarios, lo que significa que el avalista asume las mismas obligaciones que el propio titular del préstamo en caso de que incurra en impago. De hecho, ser solidario en un aval significa que no podremos exigirle al banco que antes de reclamarnos a nosotros reclame al titular de la deuda.
Si avalas un préstamo, estarás en la CIRBE
El avalista pasará a figurar en la CIRBE (Central de Riesgos del Banco de España), que es la base de datos en la que se registran las operaciones crediticias. Estar en ella puede reducir nuestra capacidad de obtener crédito, ya que la entidad que estudie nuestra solicitud lo tendrá en cuenta a la hora de analizar la concesión de un préstamo.
Si tú tampoco puedes pagar, entrarás en los listados de morosidad y puedes llegar a ser embargado
En caso de impago del titular del préstamo, si el avalista tampoco puede pagar, también será incluido en el listado de morosos (RAI, ASNEF).
Además, si el impago se prolonga en el tiempo, el avalista puede llegar a ser embargado.
El aval puede ser parcial
El aval puede ser parcial; es decir, el banco puede aceptar que se avale, por ejemplo, lo que sobrepase del 80 % del valor de tasación. Pongamos un supuesto: mi hermano se compra un piso de 100.000 € y le conceden una hipoteca del mismo importe a cambio de que yo le avale parcialmente. En este caso, este aval es de 20.000 € (es decir, el 20 % de los 100.000 €); en el momento en que el titular del préstamo deba menos del 80 %, desaparecerá el avalista.
Si pagas parte de la deuda, tienes derecho a reclamar al avalado
En caso de que acabemos avalando y pagando parte de la deuda por impago del titular, tendremos derecho a reclamar al avalado que nos devuelva el monto aportado.
El aval se hereda
Si ocurre una desgracia y el avalista fallece, el aval no desaparece: se hereda. Ten en cuenta que tomar la decisión de avalar a alguien no solo te afecta a ti, también puede llegar a afectar a tus herederos.
Y recuerda…
Si decides ser avalista de un préstamo, es importante conocer la solvencia económica, en ingresos y patrimonio, de la persona a la que vas a avalar y saber si siempre ha podido pagar sus deudas. En resumen: si vas a avalar plantéate las mismas cuestiones que te harías si fueras tú el que pidiera el préstamo.