Uno de los retos para las personas que cotizan a la Seguridad Social es que, una vez finalice la vida laboral y se jubilen, no tengan una disminución de ingresos que les impida mantener un nivel de vida parecido al llevado hasta ese momento.
Este reto es mayor en el caso de los autónomos que hayan cotizado por la menor de las bases posibles (lo que implicará una prestación menor). En estos casos, tener un ahorro complementario a la pensión pública aparece como una necesidad, si se quiere mantener el mismo nivel de ingresos que se tenía cuando se estaba en activo.
Un instrumento financiero para canalizar este ahorro son los planes de pensiones, que se rescatarán en forma de capital (todo a la vez) o de renta (de forma periódica) cuando se llegue a la jubilación. No obstante, el plan de pensiones también puede cobrarse antes de la jubilación por fallecimiento, incapacidad, dependencia, enfermedad grave o paro.
Además, invertir en un plan de pensiones tiene ventajas fiscales que hay que tener en cuenta cuando se valora en qué productos financieros invertir los ahorros.