Aunque este nombre se utilice también para referirse a un tipo de malware, originalmente el RAT (Remote Administration Tool) se creó con un buen propósito: ayudar en remoto a gestionar configuraciones y solucionar problemas informáticos de forma instantánea y eficaz.
Por ejemplo, cuando autorizas a un técnico informático a tomar el control de tu equipo y este empieza a mover el cursor de tu pantalla, es gracias a un RAT legítimo, instalado previamente por el propio usuario para autorizar la conexión remota de alguien en quien confía.
Pero como cualquier otra aplicación digital, también puede ser utilizada para hacer el mal. Al lado oscuro del RAT se le conoce con el nombre de Remote Access Trojan: un troyano informático que se cuela por la puerta de atrás de tu equipo. En manos de los ciberdelincuentes, puede convertirse en un arma muy dañina.