¿Estás pensando en obtener mayor rentabilidad para tus ahorros? Los fondos de inversión son una opción a tener en cuenta: puedes invertir a partir de pequeñas cantidades, diversificar y obtener con ellos un tratamiento fiscal ventajoso. Antes, debes tener en cuenta ciertos aspectos.
En los últimos años han ganado adeptos de todas las edades y en todo el mundo. Se consideran como una manera ágil de hacer trabajar el dinero. Son los conocidos fondos de inversión, que están regulados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Y… ¿cómo funcionan? Un conjunto de personas, conocidas como partícipes, invierten sus capitales en el mercado de valores, a través de una sociedad. La sociedad invierte el capital reunido en otros instrumentos financieros, como por ejemplo acciones, bonos o divisas. Los partícipes del fondo recibirán las ganancias que estos generen. Estas, como las posibles pérdidas, siempre serán proporcionales al dinero que se ha invertido.
Los fondos de inversión han ganado en popularidad por sus múltiples ventajas, como la flexibilidad (con acceso a carteras muy diversificadas), la gestión especializada por parte de una entidad, sus ventajas fiscales y también su liquidez, que permite disponer de las inversiones en entre 24 y 48 horas.
Hay fondos que invierten en acciones, bonos, depósitos, y otros que combinan las distintas posibilidades; lo que significa que cada fondo tiene sus propias características de rentabilidad y riesgo.
Por eso, antes de contratar uno, es importante tener en cuenta:
- La política de inversión del fondo: en qué invierte, porque determina el nivel de riesgo y su posible rentabilidad.
- El nivel de riesgo: viene determinado por una calificación que va del 1 al 7, siendo el 1 el de menor riesgo y 7 el de mayor riesgo, según lo establecido por la CNMV.
- La rentabilidad histórica: como se dice en el mundo de la inversión, rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, pero la trayectoria de un fondo sí ofrece pistas útiles para saber cómo se ha comportado en el pasado el fondo en determinadas circunstancias del mercado, buenas o malas; que no tiene porqué ser como lo haga en el futuro.
- El nivel mínimo de inversión inicial y la cantidad de inversión que se te exige mantener.
¿Y el precio? Por supuesto, como cualquier otro producto financiero, debemos conocer las condiciones económicas antes de contratarlo:
- la comisión de gestión de la entidad gestora.
- la comisión depositaria, que tiene como función custodiar los activos del fondo.
- la comisión de suscripción y/o reembolso.
- la comisión de éxito.. los gastos corrientes.
Todos estos aspectos se pueden encontrar en el folleto informativo del fondo, los informes periódicos, trimestrales o semestrales, las fichas mensuales y el más importante: el DFI (Datos Fundamentales para el Inversor).
En este documento aparecen los objetivos de inversión, el perfil de riesgo, la remuneración, los gastos a lo largo del año, la rentabilidad histórica y la información práctica. Es decir, lo que tienes que saber antes de tomar una decisión.