Para obtener liquidez, comprar un coche o una casa, pagar un electrodoméstico... Son muchas las situaciones en las que puede ser necesario solicitar financiación a las entidades financieras. En estos casos las compañías prestan un dinero por adelantado con la condición de que el cliente lo devuelva en el futuro con algunos intereses. Para ello, es posible optar por un crédito o un préstamo. Aunque ambos conceptos parecen sinónimos, tienen diferencias clave en lo que respecta a sus objetivos y características.
El préstamo: características y aplicaciones
Un préstamo es un producto financiero donde el solicitante accede a una cantidad fija de dinero al inicio, con la obligación de devolverlo íntegramente y más ciertos intereses. El préstamo se caracteriza por su flexibilidad más limitada:
Todas las condiciones están prefijadas en el momento de la firma del contrato: la duración de la operación, los intereses y el pago de las cuotas están predeterminados.
La operación tiene una duración elevada, generalmente prolongándose varios años.
El abono de los intereses se aplica a la totalidad del dinero prestado.
El tipo de interés puede ser fijo (como en el caso de los préstamos para coches) o variable.
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- A tipo fijo: el interés se decide al inicio de la hipoteca y no varía durante toda su duración.
- Mixtas: combinan una primera etapa con tipos fijos y una segunda etapa con tipos variables, influenciados principalmente por el Euribor.
- A tipo variable: el interés varía durante todo el periodo de vigencia de la hipoteca, influenciado por índices de referencia, como por ejemplo el Euribor.
El crédito: diferencias con el préstamo y aplicaciones
El crédito es otro instrumento de financiación, notable por su flexibilidad y capacidad de adaptarse a las necesidades del cliente en cada momento. A diferencia del préstamo, en el crédito la cantidad de dinero no está determinada desde el inicio. El acreedor (entidad bancaria) establece un límite máximo de dinero que el cliente puede usar. El cliente puede elegir qué porcentaje de ese dinero utilizar, e incluso puede no usar nada.
Las principales diferencias con el préstamo son:
- La tasa de interés del crédito suele ser más elevada que la de un préstamo debido a su mayor flexibilidad.
- El pago de intereses solo se produce por la cantidad utilizada, a diferencia del préstamo donde el interés se aplica a la totalidad del dinero prestado.
- La duración del crédito suele ser menor, estableciéndose generalmente un nuevo crédito cada año.
- Las tarjetas de crédito revolving suelen tener intereses más altos, y al permitir repetidos usos, pueden fomentar una cultura de consumismo y aumentar la deuda personal o empresarial.
- El crédito se utiliza especialmente en tarjetas o líneas de crédito. Las tarjetas de crédito son apropiadas para cualquier tipo de consumidor y su uso ha superado al dinero en efectivo en todo el mundo, facilitado por tecnologías como el TPV y el "contactless". Las líneas de crédito son usadas por personas físicas, pymes, autónomos o empresas, con fines variados como créditos personales, hipotecarios, de estudios o empresariales. Por ejemplo, las pymes pueden requerir financiación para internacionalizarse, y las start-ups pueden usarlas para despegar.
Conclusión
Entender las diferencias entre un crédito y un préstamo es esencial para tomar decisiones financieras informadas. Ambas opciones tienen sus propias ventajas y desventajas, dependiendo de las necesidades y circunstancias del solicitante.
Ahora que ya sabes más sobre las diferencias entre un préstamo y un crédito,sigue consultando CaixaBank y mantente al día de todo lo relacionado con el mercado financiero y nuestros préstamos personales.