Las claves de acceso son credenciales de seguridad, personales e intransferibles que protegen toda la información de tu mundo digital: datos personales, cuentas bancarias, redes sociales, información confidencial, imágenes y contenido de cualquier tipo.
Por eso, es importante crear contraseñas robustas difíciles de adivinar. Aunque por muy fuerte que sea la clave con la que aseguras tu entorno digital, de poco te va a servir si la compartes con alguien más: Si tu contraseña la conoce alguien más que tú mismo, ya no es una contraseña segura.
- Nunca debes compartir tus credenciales de seguridad
En ocasiones, por comodidad, por prisas o por la confianza que puedes tener en otra persona, cedes estas contraseñas sin ser realmente consciente del riesgo que conlleva: A veces te dejas guiar por la practicidad, aunque no sea seguro. Compartir tus contraseñas es una práctica muy peligrosa, que puede girarse en tu contra y llegar a perjudicarte tanto en el ámbito personal como laboral.
Por este motivo, es importante ser consciente de que en el momento en el que compartes tu contraseña con otra persona, le estás permitiendo que se identifique en el mundo digital como si fueses tú: Le estás entregando tu identidad digital. Esto significa que cualquier acción que realice estará ligada a ti, por lo que sea o no fraudulenta, podrías ser considerado responsable de ella. Además, también le estás dando acceso a toda tu información y no puedes estar del todo seguro de que no comparta tu contraseña con terceros, por lo que esta información podría caer en manos equivocadas.
- El fraude por proximidad: Cuando quien te engaña es una persona de tu círculo más cercano
La cesión de claves también tiene un papel clave en algunos de los fraudes más conocidos, dónde destaca el fraude por proximidad. El fraude por proximidad ocurre cuando una persona cede sus claves a un familiar, amigo o conocido y este las utiliza para cometer un delito o una operación fraudulenta de forma totalmente ilícita, sin autorización del titular.
Aunque sea a alguien tu círculo más íntimo, en el momento en que cedes tus claves, estás perdiendo el control de qué acciones se van a llevar a cabo con tus cuentas y que no, por lo que las estás poniendo en riesgo. Nunca podrás estar totalmente seguro de cómo van a usar tu cuenta.
Además de no compartir tu contraseña con nadie, puesto que es un elemento de seguridad personal e intransferible, recuerda que por ejemplo tampoco debes guardarla en una nota de tu dispositivo móvil, apuntarla en un papel o dejarla a la vista en alguna habitación de tu vivienda. Conservar tus claves y mecanismos de autentificación en sitios seguros es fundamental para evitar ser víctima del fraude por proximidad. De este modo, le otorgarás a tus contraseñas la importancia que se merecen para mantener seguro tu mundo online.